2 dic 2013


Satanás 
 tradición Judeo-Cristiana


En varios lugares del Antiguo Testamento (Gen 37,31; 2Cró 11,15; 2Re 23,8; Lev 17,7; Is 13,21) se nombra a los ‘se‘irim (espíritu cabrío), especies de demonios peludos zoomorfos que habitaban en lugares sombríos como ruinas y desiertos. Se piensa que incluso pudieron haber existido templos en su honor y expresamente se prohibía ofrecerles sacrificios (Haag, 1978). Se puede sospechar y con razón que en estos relatos se encuentran residuos del antiguo paganismo hebreo (Schärf, 1951). 

El demonio de origen babilónico Lilit (Is 34,14) cuyo nombre significa demonio maligno (Schärf, 1951) también tuvo una marcada relación con los desiertos, el atardecer y la noche, además cuenta con una aparente influencia de la diosa sumeria (miLIL.LA) de la tempestad (Haag, 1978)



Azazael es un conocido demonio judío que si bien aparece bastante en los apócrifos, en el Antiguo Testamento es mencionado solamente en Levítico 16 en relación a un ritual de expiación comunitario (Haag, 1978). Sin embargo, es el demonio del Antiguo Testamento que más semejanza simbólica guarda con la figura de Satanás (Schärf, 1951). De etimología incierta y ampliamente discutida se hipotetiza que Azazael probablemente deriva de una deidad extrajera convertida posteriormente en demonio (Schärf, 1951). En el relato bíblico el sumo sacerdote luego de un proceso de purificación toma dos machos cabríos y echa suerte sobre ellos, uno será para Yahveh –el que será sacrificado en su honor- y el otro para Azazael. Este último macho cabrío es “cargado” por imposición de manos del sumo sacerdote con los pecados del pueblo, ya que posteriormente el macho cabrío “llevará sobre sí todas las maldades de ellos hacia un lugar árido, y el que lo lleve lo 
soltará en el desierto” (Lev 16, 22) donde mora Azazael.

Es de dominio popular la concepción que Satán significa como verbo originalmente “estorbo”, “interferencia”, “oposición” y que en tanto sustantivo ha sido traducido como “adversario”, “enemigo” y en general en los textos veterotestamentarios tiende a ser usado mayoritariamente como nombre común más que como un nombre propio (López, 1989). 

Por una parte se sostiene la hipótesis que el verbo es derivado del sustantivo, ya que el primero aparece solamente cinco veces en el antiguo testamento en algunos salmos sabidamente tardíos en comparación con los textos donde la palabra se usa como sustantivo; pero por otra parte aparece una forma auxiliar del verbo satan (satam) en textos primitivos del génesis con un significado cercano al de “perseguir con encono” o “acechar”(Schärf, 1951). Al mismo tiempo Schärf (1951) es de la opinión que el significado primitivo del derivado del verbo auxiliar satam se acerca a “persecución en forma de impedir la marcha hacia adelante”, por lo que está muy de acuerdo con la traducción que hacen Lutero y la biblia de Zürich de satan como “adversario” (oponente).

Más allá de las discusiones etimológicas correspondientes, hay cierto acuerdo en considerar que el vocablo satan comenzó a ser usado en un sentido estrictamente profano  cotidiano antes que mitológico-metafísico (Schärf, 1951). La palabra Satán en el sentido teológico no aparece usada hasta la época postexílica (Haag, 1978). Esto quiere decir que dicha palabra comenzó por usarse en referencia a enemigos, personas varias e incluso algunas acciones de Yahveh mismo. Por ejemplo en I Reyes 11,14 leemos:

 “Yavé suscitó un adversario (satan) de nombre Hadad” y luego en el versículo 23 del mismo capítulo: 

“Yavé incitó además contra Salomón otro enemigo, Rezon” para terminar en el versículo 25: “fue adversario (satan) de Israel toda la vida de Salomón”

Es entonces en Num 22, 22 donde podemos ver el puente de una transición a un concepto metafísico de Satanás, en tanto se designa con esa palabra al mal’-ak Jahwe, es decir, al Ángel de Dios (Schärf, 1951). En dicho pasaje es el mal’-ak Jahwe el que se enfrenta al hombre Balaam como adversario, es decir, como satán. No es todavía el Satán demoniaco y autónomo de los textos bíblicos venideros, sino más bien un aspecto de Dios, un ángel de Yahveh, el que encarna esta cualidad.




Lo interesante del mal’-ak Jahwe de Números 22, 22 es que encarna un aspecto siniestro y hostil de Dios hacia los hombres, que obliga a subordinarse a él y que se enfrenta a Balaam en tanto adversario. Que aparezca de esta forma “demuestra nada menos que un proceso de diferenciación de la personalidad de Dios, que se desarrolla en el antiguo testamento de forma progresiva” (Schärf, 1951, p.157)

Es común entre los exégetas describir la función de Satanás como una especie de “acusador” o “fiscal” (apoyándose también en Zac 3,1) que recorre la tierra para informarse y descubrir el pecado entre los hombres y presentárselo a Yahveh. Satanás sería entonces 
una especie de “fiscal celeste que actúa con permiso e incluso por encargo de Dios”

Satán en Job 1,7 quien anda rondando la tierra, yendo de aquí para allá. No es entonces extraño que varios autores vean en ello que Satanás desempeña ahora el papel de los ojos de Dios, el acusador por excelencia que lleva los pecados de los hombres ante la corte 
celestial (Haag, 1978). Pero no solamente se limita a ello. Aparece ya en Job cierto humor funesto que no se contenta con “acusar imparcialmente” a los hombres de sus malas acciones, sino que, según Haag (1987), gusta y disfruta del mal ajeno, y de insidiosamente llevar a los hombres a pecar. 

Nos encontramos finalmente en el último pasaje del Antiguo Testamento donde aparece Satanás. Dicho texto tiene enormes implicancias teológicas en cuanto suele considerarse el primer texto donde Satán aparece ya completamente independiente y señalado como un nombre propio (Fraijó, 1993). Esto implica un grado de independencia y autonomía de la figura de Satanás como no existe en otro lugar del Antiguo Testamento, ya que ahora es Satanás el que por su propia cuenta (no en una relación dialéctica con Yahveh como en Job u oponiéndose al mal’ak Jahwe como en Zacarías) el que amenaza a Israel motivando a David a realizar un censo.

Dice así nuestro pasaje: “Alzóse Satán contra Israel e incitó a David a realizar el censo de Israel” (I Cró 21, 1). El resultado de ello es que se produce el censo y Yahveh castiga a David por su pecado ofreciéndole tres diferentes castigos, o el hambre para el pueblo por tres años, o la derrota a mano de sus enemigos políticos por tres meses o la peste sobre la población por tres días. David apelando a la misericordia de Yahveh elige un castigo a manos de Él antes que preferir ser entregado al castigo de los hombres. De esta forma la enfermedad, representada en la figura mitológica del mal’ak Jahwe en su aspecto destructor: el Ángel de Yahveh exterminador, arrasa al pueblo de Israel e incluso la ciudad misma es amenazada con ser destruida por completo, hasta que Yahveh mismo interviene deteniendo, en último momento, al ángel exterminador.

Muchos estudiosos del tema han visto en  la figura de Satanás fuertes elementos religiosos iraníes como influencia directa. Schärf (1951), por ejemplo, ve una clara influencia persa sobre la figura del Satanás neotestamentario (y también en el de los apócrifos) de la deidad Angra Mainyu, quien gobierna su propio reino en contra de Spenta Mainyu. Pero a diferencia de Satanás, Angra Mainyu participa directamente de la creación y es considerado una entidad autónoma maligna desde el comienzo, un principio eterno13. Es por ello que afirma que: 

existe una gran influencia del Ahrimán-Angra Mainyu en la figura de Satanás, pero no en la etapa del Antiguo Testamento en donde Satanás nace, en cierta forma, de la figura del Dios veterotestamentario, sino en una etapa posterior de desarrollo: la judeo-cristiana. 

Solamente en Satanás, como enemigo del Mesías […] puede reconocerse a Angra Mainyu […] Aquí Satanás se ha convertido en un principio autónomo, como encarnación del mal 




En tanto principio del mundo. (Schärf, 1951, p. 222) en Lucas encontramos una de las concepciones respecto al rol de Satanás más interesantes y polémicas del Nuevo Testamento. Ya que para este autor la pasión de Cristo es indiscutiblemente provocada por Satanás, a diferencia de Marcos y Mateo donde éste quiere impedirla. En el contexto del desencadenamiento de la traición de Judas, Lucas relata: “Pero Satanás entró en Judas, por sobrenombre Iscariote, que era uno de los doce” (22,3) y acto seguido, Judas va a entregar a Jesús con los jefes religiosos. Esto tiene coherencia dentro de su evangelio pues, como veremos en seguida, es solamente en el evangelio de Lucas donde una vez vencido Satanás en las tentaciones del desierto, se retira hasta un momento oportuno (4,13). Y ese momento oportuno, ese contraataque del maligno, era el desencadenamiento de la entrega de Jesús por Judas; idea que sabemos tendría que haber influenciado al más tardío texto del cuarto evangelista, Juan, quién 
comparte la misma idea de la “responsabilidad” de Satán en la pasión de Cristo tres relatos en que los evangelios sinópticos coinciden sobre la aparición de Satanás. Revisémoslos esquemáticamente a continuación. 





El primero de ellos es la parábola del sembrador (Mc 4,14-20; Mt 13,18-23 y Lc 8,11-15). Se hace referencia a Satán en la explicación de la parábola, él sería el encargado de hacer que la palabra de Dios no se asiente en el corazón del hombre: “Los que están al borde del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arranca la Palabra de su corazón, pues no quiere que crean y se salven”. Satanás aparece aquí de nuevo explícitamente en contra de la humanidad, actuando maligna y deliberadamente para que las personas no se enraícen en una espiritualidad verdadera, capaz de transformarlos y salvarlos.



Finalmente nos encontramos con una de las historias más significativas y trascendentes de los evangelios respecto de Satanás, el relato de las tentaciones del desierto (Mc 1,12s; Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13). En ella se narra -en Mateo y Lucas- las tres tentaciones de Satanás sobre Jesús para hacerle desviar de su misión redentora. Ya en Marcos se aprecia una concepción de Jesús como “hijo de Dios”, que es tentado por el demonio como un segundo Adán, pero a diferencia de éste, Jesús vence y vive en armonía con animales y ángeles. (Haag, 1978). Mateo y Lucas por su parte desarrollan más ampliamente el relato de las tentaciones, la que no puede entenderse completamente sin hacer alusión al texto del Deuteronomio, que se halla citado explícitamente por Cristo en su discusión con Satanás como respuesta a cada una de las tentaciones (Dt 8,3; 6,16; 6,13 respectivamente). Las citas no dejan de ser significativas en la medida que están tomadas del contexto de prueba por el desierto que Dios realizó al pueblo de Israel luego de su salida de Egipto. Allí donde el pueblo de Dios falló ante las pruebas, Jesús vence y sale fortalecido. Al mismo tiempo, y en concordancia con lo desarrollado en la discusión sobre la figura de Satanás en el antiguo testamento, es muy interesante que en las tentaciones y pruebas del pueblo de Israel que se narran en el libro del Deuteronomio, es Yahveh mismo el ejecutor (idea como se ha dicho del todo normal para la mentalidad del pueblo judío antiguo), y aquí en cambio es Satanás, como adversario, el realizador de la tentación. 

Las tres tentaciones de Satanás se corresponden entonces, según Laurentin (1998), con la tentación de la carne luego de los cuarenta días de ayuno (“Sí tu eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”), con la tentación de la gloria (que se arroje desde lo alto del templo para ser recogido por los ángeles de Dios) y con la tentación del poseer y auténticamente hasta el tiempo de Jesús (Haag, 1978). En él encontramos una discusión entre Jesús y un grupo de personas (escribas y fariseos en Marcos y Mateo respectivamente) que le acusaban de expulsar a los demonios en nombre de Beelzebul, príncipe de los demonios. Para el cristianismo clásico, esta discusión pondría en evidencia la relación directa entre Satán y los demonios con las enfermedades, mostrando implícitamente la forma de operar de los espíritus caídos (Haag, 1978). Por otra parte, llama la atención la superposición entre Beelzebul y Satanás, quienes, según el texto, estarían en directa oposición a Jesús y al poder y la gloria del reino de Dios

Las tres tentaciones de Satanás se corresponden entonces, según Laurentin (1998), con la tentación de la carne luego de los cuarenta días de ayuno (“Sí tu eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”), con la tentación de la gloria (que se arroje desde lo alto del templo para ser recogido por los ángeles de Dios) y con la tentación del poseer

Fragmento Tesis. Universidad de Chile 

Camilo Barrionuevo Durán



Los nombres del diablo



a) Lucifer: Significa “Hijo de la mañana” de ahí se deriva el nombre de luzbel o sea “él que lleva la luz” o “Luz bella o radiante”. Este es el título que tenía en el cielo antes de su caída. así se le llama en (Isaías 14:12).

b) Satán o Satanás: En Hebreo Significa: “Enemigo” o “El adversario”. Primeramente de Dios, después de su obra y principalmente del hombre que es su creación, en (Apoc. 9:11) se le da el nombre de “Abbadón” (hebreo) y“Apolyón” (griego) que quiere decir “destructor”

c) Diablo: Viene del griego. “Diábolos” que significa“Acusador”. Una de sus ocupaciones principales es acusar a los creyentes delante de Dios. Dice la palabra: “…. porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. (Apoc.12:10) El diablo nos acusa en nuestras conciencias para hundirnos en la depresión y en la tristeza. En la culpa y en la amargura. Además de que la palabra diablo significa también “Separador” y “Calumniador”


a) Príncipe: Significa “El que gobierna el cosmos”. Sabemos que satanás y los demonios operan en los aires. Dice la palabra. “En los cuales anduvisteis en otros tiempos, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, del espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef.2:2) Es un tentador por naturaleza. Tentó al Señor Jesucristo. En (Lucas 4:5-8) la escritura dice: “Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 

Lo tentó con darle la potestad del mundo que tiene en su poder. Y le dijo el diablo: “A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy”. 

Quiso humillar al Señor Jesús. pues le dijo: “Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás”.

b) Demonio: Este nombre no solo se le da a satanás sino también a los ángeles caídos, ó espíritus inmundos que le siguieron durante la rebelión. El término significa “genio” en el griego. En la antigüedad se les llamaba así a los seres sobrenaturales, fueran buenos o malos que influían en las personas.

c) Belcebú: En el antiguo testamento se nos habla del dios de Ecrón que quería decir “dios de las moscas”. (2da. de Reyes 1:1-6). “Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad”.También se cree que puede ser la alteración hebrea intencionada del dios cananita beelzebul. “señor del lugar alto”. En el nuevo testamento le llamaron “Beelzebú el príncipe de los demonios” por el cual acusaron los fariseos a Jesús que por medio de él echaba fuera a los demonios. (Mat.12:24-32)

d) El maligno: Viene del griego ponerós que significa“malvado, perverso”. Literalmente “el que pone dificultades o produce fatiga” dice: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. (Efe.6:16)




LUCIFER
FRIEDRICH VON LICHT


Lucifer: Nombre latino de la divinidad griega Fósforo o Heósforo (la antorcha de la aurora), nombre dado a la ESTRELLA MATUTINA, el astro que anuncia la aurora y trae la luz del día. Significa "el Portador de la Luz". (Diccionario de Mitología Grecorromana de Pierre Grimal, Edit. Paidos).
Yo, Jesús, envié mi ángel a notificaros estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y la prosapia de David, EL LUCERO BRILLANTE DE LA MAÑANA. (Revelaciones cap. 22, ver.16).
La noche más oscura y tormentosa: tal fue el principio de la creación.

En el ojo del ciclón reinaba la quietud y el silencio, a su alrededor, la agitación de la terrible tempestad.
Entonces surgió el primer rayo en la negrura de aquel universo. Su voz fue el primer trueno que rodó inexorable a los confines del profundo abismo.
Aquel rayo tuvo un nombre, se llamó Lucifer: el Portador de la Luz. Lucifer fue la primera luz que rompió la profunda oscuridad del tiempo. Lucifer fue el primer sonido que bramó en el amorfo silencio de aquella sorda oscuridad.
Fue Lucifer el primer relámpago, el portador de la luz, la primera chispa de conciencia en aquel dormido universo.
Fue su propio destello, su propia luz, que le permitió percibirse a sí mismo. Esto lo convirtió en eterno e inmortal. Y así fue como Lucifer llegó a ser el único rayo que dura para siempre.
Y con su pensamiento de trueno, que fue la primera voz y sonido del universo, se dijo a sí mismo:
- Seré recordado como el eterno rebelde; como aquél que rompió la paz de la oscuridad y la ignorancia infinita. Soy el espíritu en acción, hambriento de conocerse a sí mismo a través de este profundo y negro universo.
Y diciendo esto se sumergió en el oscuro abismo, arrastrando su propia luz consigo. A su paso iba dejando una estela de chispas y centellas tras de sí. Centellas de luz, chispas de conciencia.
Y volviendo la mirada, Lucifer, contempló aquellos soles y estrellas alumbrando la noche eterna. Entonces exclamó:
- Seréis mi hueste, mis rebeldes, mis guerreros. Sois mis hijos, mis hermanos, mis compañeros. Sois parte de mi luz, sois mi voz, mi conciencia. Sois yo mismo.
Y siguiendo su camino volvió a sumergirse en la profundidad, dejando su senda, una estela de luz en el mar de la inmensa oscuridad.
Entonces fue su viaje tan lejano y distante que su ida se convirtió en retorno. Mundos nuevos se mostraron a su vista. Y descubrió en ellos la obra de sus huestes rebeldes, de sus hijos guerreros: descubrió su propia obra.
Así fue como comprendió su razón de ser, comprendió el por qué de su existencia: sacar consciencia de lo inconsciente, obtener sabiduría de la ignorancia, sacar luz de la oscuridad.
Como relámpago que fulgura en las tinieblas, como trueno que retumba en el silencio, tal debía ser su misión.
Y de esta manera fue como Lucifer cayó a la tierra, al infierno, la más profunda de las negruras.
Profundo dolor el del espíritu aprisionado en la materia:
Lo libre es limitado, lo luminoso es opacado, la voluntad se convierte en pasión, la conciencia en olvido.
Soberbio desafío:
Transformar las tinieblas en luz, hacer de las pasiones fuerza de voluntad, convertir la ignorancia en conocimiento, la mediocridad en excelencia, liberar lo aprisionado, conquistar la materia, elevarla y hacerla una con el espíritu.
Y así fue como Lucifer cayó en el hombre. Fue en el hombre donde conoció el campo de batalla del espíritu, la guerra más cruel.
Y como hombre se conquistó a sí mismo. Y como hombre decidió conquistar al mundo.
Y caído en el hombre y, hecho hombre, se mezcló entre los hombres para propagar la luz.
Así fue como llegó hasta una gran ciudad, en la cual sus habitantes se caracterizaban por ser muy piadosos. Y vio con sorpresa que había gran cantidad de templos, de dioses y de creencias de todo tipo. Y se adoraban a dioses invisibles y a otros representados en imágenes. Y los ídolos tenían formas humanas o animales o de ambas. Y aquellos que eran invisibles al ojo tenían atributos humanos o animales o de ambos.
Y el aire estaba impregnado del olor a incienso y del sonido de los cánticos y plegarias rogando, alabando, dirigiéndose a la multiplicidad de dioses.
Entonces Lucifer viendo aquella confusión quiso extender su luz a los hombres y les dijo:
- ¿Por qué buscáis fuera, lo que tenéis dentro?
¿Acaso no sabéis que sois el templo de la luz y que la luz vive en vosotros?
¿No os dais cuenta que sois el templo de la sabiduría y la sabiduría habita en vosotros?
¿Por qué tanta ceguera?
¿A que tanta ignorancia?
¡Despertad, hombres dormidos!
Despertad de vuestro profundo sueño.
Despertad que la muerte acecha y tal vez os de caza mientras aún estáis dormidos y entonces así vuestro sueño será eterno. Romped las ataduras de vuestra ilusión ¡Despertad!
No busquéis afuera, en lo externo, lo que vive adentro, en lo interno. ¿A qué viene tanta adoración a ídolos o a abstractos conceptos?
¿Es acaso que la madre de todas las oscuridades ha caído sobre vosotros?
¿No os dais cuenta que el Espíritu de la Vida palpita en vuestro corazón se mueve en vuestra respiración, percibe a través de vuestra conciencia?
¡Despertad, hombres dormidos!
Despertad y dejad de perder tiempo adorando a falsos dioses externos. Dirigid vuestra atención hacia vosotros mismos, sentid la Conciencia y la Vida que habita en vosotros, entonces la Verdad os abrirá las puertas y entenderéis la realidad del mundo y de este universo. Así habló Lucifer con voz de trueno...











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